CUENTO DE NAVIDAD 2019
Es navidad y
aquí tenéis el cuento de este año, ya tradición.
La verdad es
que no quería escribirlo, porque llevamos en este país una de cuentos
desmesurada.
No tenemos
noticias de ningún avance en el Desarrollo del Paseo de la Dirección,
asombrándonos todos los días con “desbloqueos” de otros temas. Hemos al parecer dejado de ser una prioridad.
Y para mí es imposible contar lo que no existe. No
estamos bloqueados, debe ser que simplemente no nos movemos.
Vivimos en
el Paseo un momento de incertidumbre. Todos tenemos claro lo que nos ha pasado,
pero desconocemos si serán ciertos los cantos de sirena de un mundo mejor
atraídos sobre todo a la vista de los acontecimientos únicamente promovidos por
la inversión privada de las cuatro torres.
A su vez nos
caemos de bruces en la realidad de la controversia por la falta de ejecuciones
de calles por realizar como las actualmente en ejecución. Esa fase 0 es eso de
momento, un número, y no bueno.
No son
buenas las noticias de dificultades de integración de algunas familias en los
edificios de realojo y nos aturdimos al sospechar 600 viviendas similares más
en ese futuro tan maravilloso.
La EMVS
indica que ya han terminado de realojar a todos los expropiados que Desarrollo
Urbano les había indicado, pero existen familias aún sin piso.
El
departamento de Expropiaciones da por terminado todo este proceso, cediendo la
responsabilidad de los realojos no considerados en manos del departamento de
Patrimonio Municipal, personal que desconoce todo de este proceso.
Pero esto no
es bloqueo del anterior equipo de gobierno. Mal asunto.
No es un
mundo feliz, así que en este cuento nadie aún come perdices ni se casa al
final.
Parece
olvidados las disculpas colectivas como individuales del actual alcalde así
como los retrasos de años e injusticias cometidas.
Pero hay que
contar un cuento, pero hay uno que creo puede en el tono sarcástico y agridulce
propio del momento, representar esta inquietud colectiva:
TETUAN EN EL PAÍS DE LAS MARAVILLAS
Estaba sentada Tetuán con su hermana Chamberí a la
sombra de un famoso árbol, una morera que reivindicaba junto al Paseo de la
Dirección una asombrosa historia de sus habitantes.
Tetuán era una joven que creció al lado de su querida
hermana, intentando protegerse a su vera, de los trastornos de personalidad,
propios de un desordenado crecimiento, parecía que el momento de hacerse mayor
no llegaría jamás.
De repente, apareció un Conejo Blanco, corriendo,
preguntando siempre por la hora, despertando a Tetuán de un profundo sueño. (Tengo
más fotos del conejo, pero todos creo tenemos alguna )
Se refugió el Conejo en una madriguera y Tetuán le
siguió, cayendo en lo que era una profunda crisis. Todo era oscuridad, y se
precipitaba sin remedio, dejándose llevar por la fuerza de la gravedad.
Cuando llegó al fondo, se le apareció, de repente, un
precioso jardín, el parque ya era accesible y su cornisa daba acceso a un futuro deseable. Se encontró con comida (
justiprecio ) y bebida ( justicia ) . La comida era mágica y de pocos bocados
la hacía crecer desproporcionadamente, y sin embargo la bebida la hacía cada vez
más diminuta.
No encontraba Tetuán, con tanto experimento, su tamaño
ideal, ante un mundo ajeno, lleno de animales de ficción que la prometían un
mundo mejor. Se puso a llorar y a gritar, por lo que sin querer le sucedía, por
lo que el conejo, para protegerse del escándalo público provocado, dejó caer un
abanico. La chica, al refrescarse con el artilugio del conejo, se iba haciendo
de nuevo más pequeña, hasta nadar en su propio mar de lágrimas. De nuevo Tetuán,
luchando por no ahogarse en sí misma.
Se dio cuenta Tetuán de que nadie venía a hacerla
crecer sino todo lo contrario, o no, aunque en realidad lo que pasaba es que
usurpaban todo lo que era y poseía. Un robo, vamos.
Y fue allí donde Tetuán encontró a sus amigos, animales todos, que sirvieron
para ayudarla en lo que pudieran en este peligroso viaje. Así conoció a los
miembros de La Plataforma, el ratón ( y narrador del cuento ), un pato, un
dodo, un aguilucho y un loro. Ya no
estaba sola, sino que caminaban juntos buscando su común hogar que cambiaba por
momentos.
Sin embargo, corrían siempre en círculos, no llegando
a ninguna parte, agotándose ante tanto esfuerzo inútil. Por más que reclamaban
soluciones, nadie las aportaba. Este es el laberinto en el que se encontraba
El astuto conejo blanco los envió a la famosa “casa
blanca”. Buscaba su abanico, ya que el poder que ahora tenía Tetuán y sus
amigos comprometía gravemente su tiempo.
Cuando Tetuán entró,
descubre una botella con membrete, ponía TS . Bebe de su contenido y
vuelve a crecer hasta no caber en la casa. No solo encontraba su tamaño sino
que ahora era gigante, no habiendo cabida para tal despropósito.
Fuera se
acumula ya una multitud. Hasta la prensa y los políticos se hace eco de tal
desastre como desmesura, en una situación que pone en peligro toda Tetuán y a
sus amigos.
Fue una oruga consejera la que la dio a comer de una
seta y Tetuán aprendió según comía a tomar cualquier tamaño, sintiéndose un
poco más protegida. Pero poco más podía hacer la oruga, en un mundo donde
mandaban las figuras de la baraja.
En este transcurso, Tetuán llega a una casita de tan
sólo metro y medio de altura, por lo que para entrar tuvo que comer de la seta
para reducir más su tamaño. Era esta, La casa de la Duquesa, política que
mandaba en aquel lugar, junto a sus lacayos ( el pez y la rana ). Estos entregaron a la Duquesa, la invitación
de La Reina de Corazones, mandataria mayor del país de las maravillas prometido.
Conoce a su vez en la casa al gato de Cheshire, sonriente asesor de la Duquesa, que sale
corriendo a la invitación de la Reina a jugar al croquet.
Cada vez que recorría el Paseo se iban añadiendo a La
Plataforma nuevos amigos, el Sombrerero, la liebre de marzo, pero sus
conversaciones son acertijos cada vez de mayor dificultad. Ningún animal, cada
uno distinto, comprendían la situación.
Decide Tetuán y sus animales seguir a la Duquesa hasta
la casa de la Reina. querían pedir explicaciones de todo esto. Pero la Duquesa
llega tarde al juego y es arrestada ( la dejaron fuera de juego ).
Son invitados a jugar al croquet, una Participación Ciudadana
del lugar, pero no saben jugar tampoco a este en realidad juego inmobiliario,
con barajas de cartas marcadas.
Es el gato de Cheshire el que intenta manejar a la
desconcertada Tetuán a jugar en lo que quiere la Duquesa, por lo que la Reina,
que no le gusta que no la obedezcan, ordena corten la cabeza de dicho animal,
pero este desapareció sigilosamente con su ama.
La Duquesa pasa de ser mala malísima a comprender que
la mejor manera de salvar su cabeza era hacerse amiga de Tetuán y le manda a una
amiga ( la falsa tortuga ) para contar su historia y dejar mal, tanto a la
Reina y su colaborador conejo blanco, como todos sus lacayos secuaces.
Estaba claro que la única opción de estos malvados
personajes era provocar un juicio que echara la culpa a otros. Se buscaron una
culpable, que resultó ser La Sota de Corazones, los expropiados, elegida al
azar entre todo el mazo de naipes. Por supuesto, como este juicio estaba
trucado, el conejo blanco actuaba como heraldo de la corte.
La pobre Sota de Corazones, ella sola, perdería
inexorablemente ese pleito y sería la culpable de haber robado las tartas que
la Reina había preparado “en un día de verano” ( un 15 de Agosto ).
De nada sirvió la bebida que la hacía crecer hasta su
verdadero tamaño. Pocos pudieron acceder a su contenido.
Hasta Tetuan fue acusada de ser la responsable de esta
liquidación amistosa que había robado las tartas de las que deberían comer
todos.
Se descubrió que las tartas seguían ahí, que nunca
fueron sustraídas, sino que era la Reina, que las quería distribuir a su
antojo.
Por ello, siguió acusando a la Sota, cuya cabeza ya ni
se la encontraba, buscando como podía realojo. Tetuán intentó convencer a la
Reina de esta injusticia, lo cual fue peor, pues ordenaron detenerla.
Tetuán, seriamente amenazada, se despertó, al regazo
de su hermana Chamberí. Del parque maravilloso no quedaba nada, salvo esos
accesos que le apartaban de los ciudadanos.
Todo había
sido un sueño, no existía nada más que intereses ajenos, que nos hacían cada
vez más grandes, o más pequeños, según sus deseos, olvidándose de los animales
que discurrimos por la historia sin probar la tarta robada, que siempre estuvo
allí, junto a la cornisa, la morera y el Paseo de la Dirección .
Tetuán se fue haciendo mayor, abandonada a su suerte, haciendo
ya no esfuerzos por buscar su dimensión, en una locura frenética de crecimiento
incontrolado, sino queriendo encontrar su identidad propia, ajena pero
colindante a su hermana.
La reina de corazones, no fue reelegida y decidió
dejar el reinado en manos de sus lacayos, apartando previamente a la duquesa y
sus amigos molestos.
Las tartas, vaya si aparecieron, es más, se hicieron
gigantes, y se hicieron las protagonistas de la historia a partir de ese
momento.
De la cabeza de la Sota y el resto de animales,
supongo que la rata esta escribiendo un mejor final, pero tiene muy mala cara.
Del rey que sustituyó a la reina, poco se sabe, y,
habiendo prometido poner orden entre tanto desacato, no hubo animal que le
viera llegar por el lugar, y eso que vivía cerca.
Nadie quería hacerse
cargo de todo este lío, prefiriendo dedicarse a plantar árboles en otros
lugares.
El final de
este cuento, será otro cuento, y ya el año que viene lo escribiremos entre
todos.
Gracias a todos los animales que intentan hacer de
este mundo, algo maravilloso. Lo consigan o no.
Pd.: Los cuentos son eternos porque nos ayudan
a entender la vida real, pero los sueños hay que perseguirlos, porque es la
única forma de que se cumplan.
De todas formas, ya lo dijo Calderón de la Barca, “la
vida es sueño y los sueños, sueños son. ”
FELIZ
NAVIDAD, a todos, incluso al conejo.