CUENTO DE NAVIDAD 2019+1
LAS TORRES DE BABEL
Sí, en la Biblia dice que era una sola torre. Después
de una rigurosa investigación ( que me he leído el Wikipedia, ojo ) he llegado
a un profundo análisis histórico-urbanístico que lo explica todo con lecturas
que evocan a la perfección la época .
Era en tiempos de Nabucodonosor, allá por Babilonia, hace muchos siglos.
Después de una larga y profunda crisis, con la llegada
de este famoso gobernante, llegó un período de expansión económica ( suele
ocurrir, mande quien mande ).
Esta situación, produjo una fuerte inmigración de los
poblados colindantes, mediante pateras o a pie, creando un fuerte crecimiento
demográfico desordenado.
El Rey ordenó a sus arquitectos crear un nuevo
asentamiento y estos, astutos, eligieron como es natural, una zona fértil, zonas
bajas de hermosas vistas, junto a un río. Allí construyeron casas e industrias
para la población, una nueva ciudad. Estos terrenos resultaron además baratos,
porque eran no urbanizables y en parte protegidos porque eran zona verde,
vamos, un chollo para arrebatárselo por dos duros a sus antiguos propietarios.
Tan solo la estirpe de Noe, renegando de estas disposiciones técnicas, decidió vivir en tierras altas, menos fértiles, desplazando animales y personas a estos lugares.
Pero Dios, que es sabio, por eso lo es, hizo pagar muy
cara esta ambición y se produjo una dana ( la típica tormenta y su diluvio ). Hizo
crecer el río, arrasando todo el trabajo de los afanados arquitectos y su
empresa constructora, afín a Nabucodonosor. Murió todo ser viviente.
Tan solo Noe y su etnia se salvó de este primer
desastre natural ecológico descrito. Luego esto ha pasado repetidas veces, y
seguimos desafiando a Dios, nada, erre
que erre.
Ante esta situación, que produjo la paralización de
este primer Plan Parcial de la historia, se reunieron los técnicos para decidir
qué hacer.
Hubo una parte que propuso abandonar y asentarse junto
a Noé. Pero esto sería renunciar a estos terrenos prósperos y baratos, ahora
más, inundados y destruidos. Era mejor comprar más solares, lo que ya entonces se
llama invertir, ahora encima más económicos. Reírse de Dios, vamos, en una
total sordera del aviso.
Hubo unos listillos, como siempre, que, ávidos de salir
en las tablillas de arquitectos, propusieron crear un edificio muy alto, que se
viera desde todas partes. El pretexto, por supuesto, evitar repetir mayor
desastre y aprovecharse de las vistas como del fértil suelo.
Nabucodonosor acogió la idea con entusiasmo y redactó
un nuevo Plan con estas ideas que consideró no solo revolucionarias sino
encima, sociales, la repera.
Para la construcción de ello, se exigió mucha rapidez,
y en 18 meses exactos, para evitar efectos de nuevos diluvios, se realizaron
las infraestructuras precisas, derribando las ruinas provocadas por la venganza
divina.
A tal fin, contrataron a muchos operarios provenientes
de países lejanos, que hablaban su propia lengua, un follón. De aquí la fama de
Babel por este confusionismo lingüístico.
No había tiempo de pensar en el proyecto y con licencia inmediata, trámite de urgencia, se
pusieron a construir la primera torre de la historia.
Esto también era imprescindible, ya que se construía
con adobe, arcilla y arena, y este material no es muy consistente.
Aquí surgió los primeros problemas políticos
urbanísticos. Todos querían estar en la torre, trabajar en la torre, comprar en
la torre y solo dejar a la población lugareña en el campo, para el cultivo de
tierras preciso para consumo de los habitantes del zigurat. Si llegara el
diluvio, que llegue. Así se inventó también este tipo de edificios con zonas co-working, gastroteca, gimnasio, sauna, huerto urbano,
jardines, garaje, trasteros y varias piscinas.
No cabían todos, claro. La primera conclusión era que
las clases más pudientes se situaran más cerca de Dios, por pura lógica. Así se
inventó también el penthouse, ático última planta, que no fue término
proveniente como creíamos de los rascacielos neoyorquinos, sino de alejados tiempos
babilónicos. Parece ser que estaba revestido sus paredes de piedras preciosas,
vamos, que valía vivir junto a Dios, un potosí.
¿ Y qué hacemos con el resto ? Para resolver este
primer lío, los urbanistas decidieron emplear la ley salomónica, muy de moda
por haber salvado por los pelos a un pobre crío, e intentaron contentar a todos,
misión imposible salvo en esta ciencia.
Dispusieron crear 4 zigurat. En uno de ellos se
establecería las clases más acomodadas, en otra colindante los ricos
estudiantes y profesionales. En una zona más alejada para evitar contagios, dos
más, para clases medias aceptadas por los ricos y zonas de oficinas como
comercios. Alguien tenía que currar.
Por supuesto a los lugareños, que les zurzan.
Se establecieron muchas reuniones secretas. Unos
querían abandonar a las clases medias a vivir junto a los lugareños, pensando
para ellos torres más pequeñas anexas, instalando lugares de trabajo seguro
como comercios ocupando esas dos torres. Otros pensaban en intentar ubicar todo
en estas dos zigurat, mezclando todos estos usos.
Los urbanistas, pasaba como ahora, no se
ponían de acuerdo, provenían de distintos sitios porque Nabucodonosor elegía
los mejores y eran de distintos reinos, no hablaban el mismo idioma. No
llegaban a un acuerdo y les daba mucho miedo despertar recelos entre la clase
media.
Los grupos políticos nunca tuvieron mucha idea de esto
y también en el fondo querían su sitio junto a Dios, provienen del pueblo, ya
se sabe, hablarían su idioma, que no entendía nadie.
Y así, con estos datos se dispusieron a edificar. Poco
se sabe del resultado. Seguiré investigando y quedará para el siguiente cuento.
Se dice que la dirección facultativa lo tuvo muy
difícil, ante las continuas quejas de los lugareños, que veían su futuro
comprometido. Así mismo la obra era un desastre porque no se entendían los
operarios, al hablar distintas lenguas.
Y así fue que Dios se cabreó de nuevo y destruyó las obras por estar construidas con pie de barro, de ahí el dicho.
Según Google, que lo sabe todo, solo se han encontrado
indicios de la edificación de uno de ellos, con pocos restos, ya que los
pertinaces diluvios se fueron llevando los cimientos.
Los profetas redactores de la Biblia pretenden con
esto representar la ambición, demostrando que no hay nadie por encima de
Dios y que no por hacer las torres más altas nos vamos a entender mejor, además
de que no se debe olvidar a los lugareños, ya que acaban montando una
Plataforma y la lían.
Es un cuento de Navidad, que nadie se dé por aludido,
es solo una interpretación libre de hechos narrados en el libro de los libros.
Desde entonces ya hemos aprendido, esto ya no ocurre.
Feliz Navidad y seguro que el año que viene, el 1 de
nuestra nueva vida, será mejor que este, nos es una profecía, sino creo todos
lo consideramos una obviedad.